Infante mezcla en "Werther en Beirut" la ópera y el espionaje
Eva Larrauri. El País. 14·4·1999
El mundo de la ópera y el espionaje,
mezclados por una historia de amor, constituyen el andamiaje de Werther en
Beirut, la primera novela del abogado bilbaíno Juan Infante, presidente de la
sociedad cultural El Sitio.
"La escritura es para mí una forma de
evadirme de mis problemas cotidianos", advierte al autor. "No me he
pasado a la nómina de los escritores dejando de lado mi profesión".
Infante asegura que eligió una novela de
género porque le resultaba un terreno más cómodo, bien conocido a través de sus
lecturas.
"Salvo que seas un escritor de
extraordinaria calidad literaria, una novela necesita una buena historia que
contar. Los escritores intimistas, de mucho éxito, por cierto, me interesan
poco", señala. "Y, además, me divierte más".
En la ópera, otra de sus grandes
aficiones, encontró las pinceladas de glamour necesarias para construir la historia.
"He visto mucha ópera en distintos puntos del mundo. Los teatros, las
obras, los cantantes que salen en la novela los conozco y me resultaba fácil
plasmar ese ambiente", explica Infante.
"La ópera se presta mucho a estar
relacionadas con una historia de espionaje. Pienso que encaja muy bien y me
sirve porque no necesito documentarme". El autor defiende que es, sobre
todo, "la novela de un aficionado al género de espionaje y novela
negra".
Un profesor de instituto El protagonista
de la novela, Leopoldo Durán, es un profesor de instituto de Bilbao que deja
todo para seguir a una diva de la ópera en su gira de actuaciones por Europa y
acaba enredado en un atentado contra Arafat.
Infante defiende que la historia parte de
un supuesto verosímil.
"He conocido gente que se dedica a
asistir a representaciones de ópera en medio mundo, como otros forofos del
fútbol viajan 24 horas para ver un partido", asegura.
El resto es ficción. "En general, el
público mayoritario de la ópera sólo acude por una convención social",
añade. "Sólo una minoría se apasiona". A pesar de ser un debutante,
Infante se atrevió con una novela de casi 500 páginas. "No es una novela
larga a propósito.
La historia la he ido escribiendo y me ha
salido así", asegura. Reconoce que ha sido el resultado de una largo
proceso de escritura, en el que ha habido hasta un parón de dos años.
"He cortado mucho, he puesto mucho
empeño en que la novela se lea fácilmente y tenga un público amplio".
La historia ha ido más rápido que la
creación de la novela.
Mientras Infante escribía la obra, las
circunstancias políticas variaban en Oriente Medio. Cuando comenzó a preparar
el relato, por ejemplo, Isaac Rabin todavía vivía y en la novela aparece como
presidente de Israel y el acuerdo de paz entre árabes e israelíes estaba
todavía muy lejos.
"La situación del Líbano hoy en día
tampoco es igual a la descrita en la novela, pero no es definitivo en la
obra", apunta.
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